Los carotenoides son pigmentos rojos, naranjas y amarillos que se encuentran en frutas y verduras. Se han identificado aproximadamente 600 carotenoides. Todos ellos tienen propiedades antioxidantes; algunos de ellos se pueden convertir en el cuerpo en vitamina A, y a éstos se les llama carotenoides de "provitamina A".

Algunos de los carotenoides mejor conocidos son el betacaroteno, la luteína, el licopeno, la astaxantina y la zeaxantina. Los resultados de algunos pero no todos los estudios observacionales sugieren que una dieta alta en estos carotenoides puede reducir el riesgo de desarrollar varias enfermedades, incluyendo enfermedades cardiovasculares, pérdida de la visión relacionada con la edad, y varios tipos de cáncer.1-3 Estos hallazgos llevaron a estudios a gran escala del betacaroteno sintético para prevenir el cáncer (especialmente cáncer pulmonar), enfermedades cardiacas, cataratas, apoplejías, y degeneración macular. Para sorpresa de todos, los resultados no mostraron beneficio alguno en el mejor de los casos, y en el peor de los casos, mostraron un posible incremento en el riesgo.4-13

Muchos partidarios de la medicina alternativa consideraron paradójico este resultado, e intentaron explicarlo de varias maneras:

  • El betacaroteno solo podría no ser tan útil como los carotenoides mezclados (y otras sustancias saludables) que se encuentran en frutas y verduras.
  • El betacaroteno sintético podría ser menos efectivo que el betacaroteno natural.
  • Los participantes en estos estudios fueron el grupo equivocado de personas (generalmente, fumadores).

Sin embargo, aunque puede ser correcta alguna de estas explicaciones, también es bastante posible que los carotenoides simplemente no proporcionen alguno de los efectos saludables atribuidos a ellos. Estudios observacionales son notablemente poco confiables para probar que un tratamiento es efectivo. Tales estudios sólo encuentran asociaciones entre eventos, en lugar de causa y efecto. Por ejemplo, es bastante posible que las personas que tienden a comer más frutas y verduras puedan ser más saludables en otras varias maneras que las que no lo hacen. y que estos otros factores expliquen las mejorías aparentes. Considere la historia de creencias médicas sobre la terapia de reemplazo hormonal (TRH) para mujeres menopáusicas. Estudios observacionales habían encontrado evidencia de que las mujeres que usaban terapia de reemplazo hormonal tenían menos enfermedades cardiacas, y con base en esto, se les prescribió TRH a millones de mujeres. Sin embargo, cuando se realizaron estudios doble ciego adecuados, los resultados indicaron que en realidad la TRH causaba enfermedades cardiacas. (Para información acerca de por qué los estudios doble ciego son el mejor tipo de estudio, vea ¿Por Qué Esta Base de Datos Confía en Estudios Doble Ciego?)

De manera similar, nada más confiable que estudios observacionales se encuentra detrás de la creencia generalizada de que el licopeno puede prevenir el cáncer de próstata y la luteína puede hacer lo mismo para las cataratas. Un estudio doble ciego sí insinúa que los carotenoides mezclados son benéficos para personas con VIH, pero los resultados fueron estadísticamente débiles.14 De esta manera, aunque parece ser una buena idea comer frutas y verduras, no está claro que tomar extractos concentrados de varias sustancias encontradas en frutas y verduras proporcione algún beneficio.

Para obtener más información, vea los artículos individuales acerca de betacaroteno, luteína, y licopeno.