Existen muchas plantas en la familia de la lavanda, pero el tipo usado más comúnmente de manera medicinal es la lavanda inglesa.

Tradicionalmente, el aceite esencial de lavanda se aplicaba externamente para tratar el dolor articular, dolores musculares, y una variedad de condiciones cutáneas, incluyendo picaduras de insectos, acné, eczema, y quemaduras. El aceite esencial de lavanda también se inhalaba para aliviar dolores de cabeza, ansiedad, y estrés. La infusión de lavanda se tomaba oralmente para el dolor articular, depresión, migrañas, indigestión, y ansiedad.

La lavanda también se usaba como un enjuague para el cabello y como una fragancia en "almohadas para el sueño" y popurríes.

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La lavanda se sigue recomendando para todos sus usos tradicionales. Sin embargo, sólo unos cuantos de estos usos no tienen evidencia científica de apoyo en absoluto, y no hay evidencia fuerte para ninguno de éstos.

Unos cuantos estudios sugieren que el aceite de lavanda, cuando se toma por inhalación ( aromaterapia) podría reducir la agitación en personas con severa demencia. Por ejemplo, en un estudio muy bien diseñado, pero muy pequeño, una sala de hospital fue bañada ya sea con aceite de lavanda o con agua durante dos horas.1 Un investigador que no estaba al tanto del diseño del estudio y que usó un dispositivo para bloquear la inhalación de olores entró a la sala y evaluó el comportamiento de los 15 residentes, todos los cuales tenían demencia. Los resultados indicaron que el uso de aromaterapia con aceite de lavanda disminuyó el comportamiento agitado. Un estudio un tanto menos riguroso reportó beneficios similares.2 El rigor es esencial en tales estudios, ya que se ha demostrado que solamente crear expectativas sobre los efectos de los aromas puede ser suficiente para causar que ocurran.9

Un estudio controlado preliminar encontró evidencia de que la lavanda, administrada mediante la máscarilla de oxígeno, redujo la necesidad de analgésicos después de cirugía de colocación de banda gástrica.10

Un estudio similar realizado en Irán reportó que el uso oral de infusión de lavanda aumentó la efectividad de un tratamiento farmacéutico para la depresión.3 Sin embargo, este estudio sufrió de numerosos problemas, tanto en diseño como en reporte, así como en la reputación científica de los investigadores involucrados.

En un estudio controlado con más de 600 participantes, el aceite de lavanda en la tina de baño no logró mejorar el dolor perineal después del parto.4

Un estudio reportado de manera deficiente encontró débiles insinuaciones de que la lavanda podría ser útil para el insomnio.5

Un estudio en animales no logró encontrar que el aceite de lavanda fomentara la curación de heridas.6

La lavanda también se usa en combinación con otros aceites esenciales. Para información sobre estos usos, vea el artículo sobre Aromaterapia.

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Cuando se usa internamente, la infusión de lavanda se toma a una dosis de 2-4 ml tres veces diariamente. El aceite esencial de lavanda sólo se usa de manera externa o por inhalación; no se debería usar internamente.

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Ninguna forma de lavanda se ha sometido a estudio extenso sobre seguridad.

El uso interno de aceite esencial de lavanda no es seguro y se debería evitar. El uso tópico se considera mucho más seguro. Las reacciones alérgicas son relativamente comunes, como con todos los aceites esenciales. Además, un reporte de caso sugiere que una combinación de aceite de lavanda y aceite de árbol del té aplicada tópicamente causó ginecomastia (agrandamiento de senos) en 3 niños pequeños.7

Un estudio controlado encontró que la inhalación de aceite esencial de lavanda podría mejorar algunos aspectos de la función mental.8 (Supuestamente, esto se deba a los efectos sedantes previstos del tratamiento.)

El uso oral de infusión de lavanda no se ha asociado con algún efecto adverso severo, pero no se ha realizado examinación extensa de seguridad.

Permanecen sin conocerse las dosis máximas seguras de cualquier forma de lavanda para mujeres embarazadas o en lactancia, niños pequeños, o personas con enfermedades hepáticas o renales severas.